Otro represor que no habla
Imagen: Télam.
Ex jefe de Policía de La Pampa desde diciembre de 1975 –sucesor en el cargo del entonces coronel Ramón Camps– hasta noviembre de 1979, Baraldini llegó por la mañana desde el penal de Marcos Paz en un celular de la Policía Federal, fuertemente custodiado. Fue recibido con insultos y gritos de “asesino” por parte de víctimas de la represión y militantes de organizaciones sociales. El represor no llevaba ayer la gorra con la que apareció en varias fotos publicadas luego de su detención en Santa Cruz de la Sierra y, si bien apenas pudo verse su rostro, se observó que ante los gritos esbozó una sonrisa.
Ingresó a la sala del juez acompañado por el defensor oficial Guillermo Miller y escuchó el detalle de los delitos que se le imputan. Durante la indagatoria estuvo presente la fiscal federal de Santa Rosa, Marta Odasso. Luego de más de una hora, Baraldini dijo que se negaba a declarar. Su abogado adelantó que el militar declararía cuando conozca “precisiones” de los casos. Baraldini fue retirado por la parte trasera del edificio y trasladado a la cárcel local.
Prófugo de la Justicia argentina desde 2003, cuando el juez federal Daniel Rafecas ordenó su captura, Baraldini está acusado por su participación al frente del comando de la subzona 14 como responsable de 63 privaciones ilegales de la libertad y 18 casos de torturas. Su refugio en Bolivia le permitió quedar afuera del juicio a represores pampeanos que terminó en noviembre de 2010. La detención, a cargo de la Policía de Seguridad Aeroportuaria, se concretó en el aeropuerto de Santa Cruz de la Sierra el sábado 24.
“De extrema ferocidad en los años del terrorismo de Estado, (Baraldini) también evidenció peligrosidad hasta hace muy poco, al participar en 2009 de una tentativa de homicidio contra el presidente Evo Morales junto con grupos de extrema derecha locales y otros carapintadas argentinos”, recordó el lunes la ministra de Seguridad, Nilda Garré.
En diciembre de 1979, Baraldini partió a Bolivia, donde fue designado agregado militar en la embajada argentina. Desde ese cargo y junto con más de un centenar de oficiales argentinos, según informó el semanario pampeano Lumbre, participó en el proceso que el 17 de julio de 1980 concluyó en el golpe contra la presidenta Lidia Gueiler. A partir de entonces se multiplicaron en La Paz y Santa Cruz de la Sierra los secuestros y las desapariciones. Baraldini volvió al país a principios de 1982, cuando concluyó la narcodictadura del general Luis García Meza, con quien supo compartir jornadas de equitación.
Tras el retorno de la democracia fue detenido por su actuación en La Pampa, pero recuperó la libertad gracias a la ley de obediencia debida en 1988. El 3 de diciembre de 1990 participó del alzamiento carapintada que encabezó Mohamed Alí Seineldín. Su misión fue la toma del Regimiento de Patricios. Condenado por el levantamiento, estuvo preso en Campo de Mayo hasta 2002, cuando el senador Eduardo Duhalde, a cargo interinamente de la presidencia, lo indultó por “razones humanitarias”. Cuando la obediencia debida fue declarada inconstitucional y el juez Rafecas reabrió las causas por delitos en jurisdicción del Primer Cuerpo de Ejército, Baraldini volvió a Bolivia, donde pasó sus últimos ocho años.
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-184474-2011-12-30.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario